#Afondo Descubriendo la Elastosis solar, ¿cómo controlar el daño solar?

Todas sabemos que protegernos del sol es básico para mantener una piel joven durante más tiempo. Sin embargo, a veces no llegamos a comprender hasta qué punto los rayos solares pueden dañar nuestra piel. Por eso, hoy dedicamos espacio para descubrir la Elastosis solar, una afección que supone un envejecimiento cutáneo precoz que da lugar a un aspecto amarillento de la piel, con arrugas profundas y una piel que se torna gruesa y más áspera que lo que fue en el pasado.
La elastosis solar se da cuando piel sufre un daño crónico como resultado de la radiación ultravioleta, junto con los cambios propios de la edad. Esta afección suele darse en personas que trabajan al aire libre, o bien, en aquellas que se exponen a sus agresiones de modo regular, como las personas que van habitualmente a las playas.
En general, esta excesiva exposición provoca una piel seca (agravado como decimos en el caso de playas o piscinas en verano), con arrugas por todas partes, casi de forma exagerada, al igual que la cuadrícula de la piel pierde uniformidad, tanto en la textura como en el tono, ya que es habitual que se generen también marcas de hiperpigmentación.
La elastosis solar es un daño en la piel que se puede tratar, pero no curar por completo y, básicamente, está ocasionado por la acción de los rayos UVA sobre las fibras elásticas de la piel. Se produce una acumulación en la dermis de una elastina anormal que es sintetizada por los fibroblastos cuyo DNA ha sido alterado por los rayos UVA.
Es importante proteger la piel, tanto del sol como de esta afección, porque supone un pequeño riesgo de melanoma cutáneo tras padecer la elastosis solar en las personas con el paso de los años. Hay algunos factores de riesgo determinantes a la hora de la aparición de esta afección en la piel, a saber:
- Como hemos dicho, en primer lugar, la exposición a largo plazo a la radiación ultravioleta de la luz del sol, que afecta a todos los tipos de piel en mayor o menor grado.
- Fumar potencia la producción de la fibra tropoelastin en la piel que, junto con niveles crecientes de las metaloproteinasas degradantes de la matriz de las enzimas (MMP) por el sol, da lugar a un desorden en la estructura, funcionamiento y normal evolución de la piel.
- Tener unos nieles muy bajos de melanina en la piel, especialmente si la persona posee una piel clara, que potencia la formación de un proceso conocido como keratosis actínico que se desata ante una exposición de luz del sol excesiva y que visualmente es como una especie de parche grueso y escamoso en la piel, que habitualmente se forma en rostro, labios, orejas, dorso de las manos, antebrazos, cuero cabelludo o cuello.
- Tener alterado el sistema inmunológico también es un factor de riesgo ante la posibilidad de padecer elastosis solas, ya que unos niveles reducidos de inmunidad dan lugar a una menor capacidad de protección, incluso en la piel.
Del mismo modo, encontramos algunas medidas de prevención que si bien no te sorprenderán es mejor repasarlas para que no se nos olvide nada importante:
- Las pieles claras y las personas rubias deben prestar más atención porque tienen mayor riesgo de sufrir elastosis solar.
- Se debe evitar la exposición al sol especialmente entre 10 y las 14 horas de la tarde porque es cuando la intensidad de la luz es más intensa y, por tanto, dañina.
- Disminuir las horas de exposición al sol es fundamental para reducir el riesgo. Se puede hacer de muchos modos, evitando la exposición directa en edificios o utilizando ropa protectora apropiada como camisas de manga larga o sombreros, especialmente al trabajar al aire libre.
- A pesar de que en verán se busca el bronceado perfecto, es recomendable no rebasar el nivel de tolerancia de la piel al sol, conseguirás mejor moreno, pero también causarás daños a la piel a largo plazo.
- Es imprescindible el uso de protección solar a diario para proteger la piel de los efectos
dañinos de la luz del sol. Una protección solar del amplio-espectro previene la actividad de UVA, por lo que incluso los días menos soleados o con menos exposición se recomienda utilizar un SPF de 15 para arriba, incluso la academia americana de dermatología aconseja usar un SPF de 30 para arriba. Esta protección debe aplicarse 15 minutos antes de salir a la calle o al foco de exposición y se debe repetir la aplicación cada dos horas aproximadamente según el producto.
- También es importante revisar la piel regularmente y observar si ha habido cambios en ella que deban ser controlados, incluyendo tamaños y formas de marcas como manchas o lunares. Las zonas con mayor exposición deben ser a las que más atención se preste en este sentido, con especial atención sobre la cara y el cuello, así como manos y antebrazos.