Diabetes: Un enfoque integral para comprender y abordar una epidemia global
En el Día Internacional de la Diabetes, que se celebra hoy 14 de Noviembre, es importante dar la relevancia adecuada a esta enfermedad crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo. La diabetes es una condición de salud que ha ido en aumento en las últimas décadas y que representa un gran desafío para los sistemas de salud a nivel mundial. De hecho, según la Federación Internacional de Diabetes (FID), estimaba en 2021 que aproximadamente 537 millones de adultos (entre 20 y 79 años) vivían con diabetes en todo el mundo.
Una cifra que se esperaba que aumentara en los próximos años debido a factores como el envejecimiento de la población, el aumento de la obesidad y los cambios en los estilos de vida. Para hacernos una idea, representa al 10% de la población mundial en este grupo de edad. Se prevé que el número total de adultos que padecen la enfermedad aumente a 784 millones en 2045; es decir, un incremento del 46%. No obstante, debemos esperar hasta finales de este año para actualizar los datos en la siguiente conferencia internacional que tienen preparada para los días 4, 5, 6 y 7 de Diciembre.
En el Día Internacional de la Diabetes, es crucial generar conciencia sobre esta enfermedad y promover hábitos de vida saludables para reducir su incidencia y mejorar la calidad de vida de quienes viven con ella. La investigación continua y el acceso a tratamientos innovadores también son fundamentales para avanzar en la lucha contra la diabetes y sus complicaciones asociadas. En este artículo, exploraremos qué es la diabetes, cómo se desarrolla, a quiénes afecta con mayor frecuencia, sus síntomas y los enfoques de tratamiento más comunes.
¿Qué es la diabetes?
La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por tener unos niveles elevados de glucosa en la sangre, lo que se conoce como hiperglucemia. La glucosa es una fuente de energía fundamental para el organismo, pero su concentración debe mantenerse en un rango concreto para asegurar su correcto funcionamiento. La insulina, una hormona producida por el páncreas, es clave en el proceso de regulación de la glucosa, ya que permite que las células absorban y utilicen esta sustancia.
Existen dos tipos principales de diabetes: tipo 1 y tipo 2; aunque ambos comparten la característica de hiperglucemia, con unas causas y características diferentes. A saber:
- Diabetes tipo 1: es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye las células beta del páncreas, que son las encargadas de producir insulina. Como resultado, las personas con diabetes tipo 1 tienen una producción insuficiente de insulina y requieren de inyecciones diarias de esta hormona para mantener niveles adecuados de glucosa en sangre.
- Diabetes tipo 2: más común que la tipo 1, se desarrolla debido a una combinación de factores genéticos y de estilo de vida. En este caso, las células del cuerpo se vuelven resistentes a la insulina o el páncreas no produce suficiente insulina para satisfacer las necesidades del organismo. Factores como la obesidad, la falta de actividad física y una dieta poco saludable están asociados con un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
¿A quiénes afecta con más frecuencia la diabetes?
Como en casi todas las enfermedades y afecciones, existen distintos factores de riesgo como los antecedentes familiares de diabetes, algunos grupos étnicos tienen un mayor riesgo, historial de diabetes gestacional, síndrome metabólico, etc. La diabetes afecta a personas de todas las edades y orígenes, pero ciertos grupos tienen un mayor riesgo a padecer cada tipo de diabetes, como, por ejemplo:
- Diabetes tipo 1: suele diagnosticarse en niños, adolescentes y adultos jóvenes, aunque puede aparecer a cualquier edad. No está directamente relacionada con el estilo de vida, sino que tiene un componente genético y ambiental.
- Diabetes tipo 2: es más común en adultos, especialmente en personas mayores de 40 años. Sin embargo, debido a la creciente obesidad infantil y los hábitos de vida sedentarios, cada vez se diagnostica más en jóvenes y adolescentes.
Según la Federación Internacional de Diabetes (FID), la región con mayor número de casos de diabetes a finales de 2021 es el Pacífico Occidental, con uno de cada ocho adultos afectados, aunque en porcentaje de población la región de Oriente Medio y Norte de África es la más afectada, con un 16% de prevalencia. La organización alerta de su mortalidad, ya que el número de muertes causadas por la diabetes y sus complicaciones se estimaba en los 6,7 millones en su estudio de 2019.
La detección de la diabetes se realiza mediante pruebas que evalúan los niveles de glucosa en sangre. Existen diferentes pruebas que pueden utilizarse para detectar la diabetes o pre-diabetes, dependiendo del contexto y los síntomas del paciente; de hecho, suelen realizarse distitnas pruebas para confirmar el diagnóstico. Las pruebas más comunes son:
- Prueba de glucosa en ayunas (PG): Esta es la prueba más común para la detección de la diabetes y se realiza después de un ayuno de al menos 8 horas. Se toma una muestra de sangre y se mide el nivel de glucosa en sangre en ese momento. Se considera que una persona tiene diabetes si su nivel de glucosa en ayunas es igual o superior a 126 mg/dL (7,0 mmol/L) en dos ocasiones diferentes.
- Prueba de tolerancia a la glucosa oral (PTGO): Esta prueba se utiliza para detectar la diabetes gestacional y también puede utilizarse para evaluar la resistencia a la insulina en casos de sospecha de diabetes tipo 2. El paciente ingiere una solución de glucosa y se mide su nivel de glucosa en sangre antes de tomarla y luego en intervalos de tiempo específicos después de ingerirla.
- Hemoglobina glicosilada (HbA1c): Esta prueba proporciona una medida del control promedio de los niveles de glucosa en sangre durante los últimos 2-3 meses. Es útil para el diagnóstico y el manejo de la diabetes tipo 1 y tipo 2. Se considera que una persona tiene diabetes si su nivel de HbA1c es igual o superior al 6.5%.
- Prueba aleatoria de glucosa en sangre: Esta prueba implica tomar una muestra de sangre en cualquier momento del día, independientemente de las comidas. Un nivel de glucosa en sangre igual o superior a 200 mg/dL (11,1 mmol/L) junto con síntomas típicos de diabetes puede indicar un diagnóstico de diabetes.
Síntomas de la diabetes
La diabetes es una enfermedad compleja que afecta a millones de personas en todo el mundo. Su incidencia sigue en aumento debido a factores genéticos y a cambios en el estilo de vida que han llevado a un aumento de la obesidad y la inactividad física. Sin embargo, con un enfoque integral que incluya la prevención, el diagnóstico temprano y un manejo adecuado, es posible vivir una vida plena y saludable con diabetes.
Es importante destacar que, en algunos casos, la diabetes puede ser asintomática durante un tiempo, lo que destaca la importancia de realizar chequeos médicos regulares, especialmente si se tienen factores de riesgo como los mencionados anteriormente. Los síntomas de la diabetes pueden variar dependiendo del tipo y la etapa de la enfermedad en cada persona, pero algunos de los síntomas más comunes son:
- Sed en exceso
- Aumento de la micción (necesidad de orinar más seguido de lo usual); especialmente durante la noche
- Fatiga, cansancio y debilidad
- Pérdida de peso no intencional con aumento del apetito
- Visión borrosa
- Heridas que tardan más en cicatrizar
- Infecciones frecuentes, especialmente en las encías o las vías urinarias.
- Picor o entumecimiento en las manos o pies
- Manchas oscuras en la piel, especialmente en el cuello o las axilas
Los síntomas más graves de una persona con diabetes suelen estar relacionados con complicaciones a largo plazo que pueden desarrollarse si la enfermedad no se controla adecuadamente. Estas complicaciones afectan principalmente los vasos sanguíneos y los nervios en diversas partes del cuerpo. Algunos de los síntomas graves de la diabetes son:
- Neuropatía diabética: La diabetes puede dañar los nervios en diferentes áreas del cuerpo, lo que se conoce como neuropatía diabética. Los síntomas pueden incluir entumecimiento, hormigueo o dolor en los pies, piernas, manos y brazos. En casos graves, puede haber pérdida de sensibilidad, lo que aumenta el riesgo de lesiones y úlceras en los pies.
- Retinopatía diabética: La retinopatía diabética es una complicación ocular que afecta los vasos sanguíneos en la retina. Puede causar pérdida de la visión o incluso ceguera si no se detecta y trata a tiempo.
- Nefropatía diabética: La diabetes puede dañar los riñones con el tiempo, lo que se conoce como nefropatía diabética. Esta complicación puede llevar a una disminución de la función renal y, en casos graves, a la insuficiencia renal que requiere diálisis o trasplante renal.
- Enfermedad cardiovascular: Las personas con diabetes tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como enfermedad coronaria, ataque cardíaco e accidente cerebrovascular. Los altos niveles de glucosa en sangre pueden dañar los vasos sanguíneos y aumentar la acumulación de placa en las arterias.
- Pie diabético: La neuropatía y el daño vascular en los pies pueden llevar a la aparición de úlceras y heridas que sanan lentamente. Si no se tratan adecuadamente, estas úlceras pueden infectarse y, en casos graves, pueden llevar a la amputación.
- Cetoacidosis diabética: En el caso de la diabetes tipo 1, la cetoacidosis diabética es una complicación potencialmente mortal que puede desarrollarse cuando los niveles de glucosa en sangre son extremadamente altos y el cuerpo comienza a descomponer grasas para obtener energía, liberando cetonas ácidas en la sangre.
Tratamiento de la diabetes
El tratamiento de la diabetes busca mantener los niveles de glucosa en sangre dentro de un rango concreto para prevenir complicaciones a largo plazo. El enfoque puede variar según el tipo de diabetes y las necesidades individuales del paciente, por lo que siempre es importante contar con el seguimiento del médico. Como normal general algunos tratamientos habituales son:
- Diabetes tipo 1: implica el uso de insulina, que puede administrarse mediante inyecciones o mediante una bomba de insulina. Es fundamental realizar un seguimiento cuidadoso de los niveles de glucosa en sangre y ajustar la dosis de insulina según sea necesario.
- Diabetes tipo 2: en muchos casos, la diabetes tipo 2 puede controlarse y, en algunos casos, revertirse con cambios en el estilo de vida, incluyendo una dieta saludable, aumento de la actividad física y pérdida de peso. Además, pueden utilizarse medicamentos orales o inyectables que mejoran la acción de la insulina o reducen la producción de glucosa por parte del hígado.
En ambos tipos de diabetes, el autocontrol es esencial, lo que implica realizar pruebas de glucosa en sangre periódicas y mantener un registro de los niveles para ajustar el tratamiento según sea necesario.