#PrendasconHistoria El Sujetador como icono femenino
El sujetador, esa prenda imprescindible para muchas mujeres, pero tan odiado por muchas otras. Su historia ha evolucionado reinventándose a sí mismo, pero siempre con un elemento clave común: sostener el pecho de la mujer. Hoy, repasamos los datos más curiosos en la historia de este complemento que acompaña a la mujer desde tiempos inmemoriales.
Ya en la Antigua Roma y en la Grecia clásica (allá por el 4.500 a.C.) las mujeres utilizaban bandas para sujetar sus senos de forma que el día a día fuese más cómodo. De hecho, eran considerados como un símbolo de la civilización humana, ya que las mujeres de los pueblos bárbaros de la época no lo utilizaban, dando pronto la connotación estética y social que puso de moda el aplastarlos para disimularlos de forma que se evocase la castidad. Hay algún documento que insta a pensar que se utilizaban incluso antes, pero no vamos a perder demasiado tiempo en esos primeros métodos para sujetar el pecho.
En torno al siglo XVI, las mujeres comenzaron a usar rígidos corsés de metal que apretaban el cuerpo para mejorar la silueta de la mujer y elevaban descaradamente el pecho para realzar este atributo femenino. gracias a esta prenda que redujo la cintura, oprimió el vientre y realzó el pecho, se establecieron nuevos cánones de belleza en la sociedad.
En realidad el corsé era una prenda bastante incómoda y se sabe que causó más de un trastorno como abortos por estrechar demasiado la cintura, pero su éxito se extendió como la pólvora y se instauraron con fuerza en la moda de la sociedad de la época durando más de siglos hasta que finalmente ha quedado como algo residual para momentos más concretos que el día a día, sustituyendo este método de sujeción del pecho por elementos más cómodos como el sujetador.
A finales del siglo XIX, el corsé se dividió en dos partes gracias a Hermine Cadolle, una francesa que en 1889 trataría de lanzar una nueva tendencia que quedaría en el olvido a parincipios del siglo siguiente, cuando distintos diseñadores comienzan a desarrollar modelos del sujetador tal y como lo conocemos hoy en día.
Por ejemplo, Francesc Puertas en El sostén. Mitos y Leyendas mantiene que Marie Tucek lanzó una prenda que sujetaba cada mama en una bolsa mediante unos tirantes que se ataban a la espalda. También se dice que en 1907, Pierre Poiret presentó en París un modelo de tela sedosa y armado con finos alambres para sujetar los pechos, mostrado como un gran avance en comodidad y sujeción.
Sería en 1914 cuando la estadounidense Mary Phelp Jacob patentó el primer sujetador. Su invención fue producto de la casualidad, como la mayor parte de los grandes descubrimientos. Mary Phelp Jacob era una joven dispuesta a utilizar su vestido nuevo para ir a una fiesta cuando se da cuenta de que se le ve el corsé, por lo que decide sujetar su pecho con unos pañuelos y unas cintas sin asomar por el escote del vestido. Más tarde abriría una tienda y comenzaría a vender los modelos.
Como en toda gran historia personal, vino una gran empresa a sacar partido y Mary Phelp vendería la patente a la Warner Brothers Corset Company por 1.500 dólares un tiempo después. Unos años más tarde, la compañía había ganado millones con su diseño.
Además, la Primera Guerra Mundial obligó a Estados Unidos a pedir a todas las mujeres de su país que entregaran sus corsés para convertir las varillas en material bélico, desterrando definitivamente al corsé dado que, además, la situación requería un tipo de ropa más cómoda para afrontar la nueva realidad social a la que se enfrentaba el mundo.
El siguiente momento clave de la historia del sujetador se da cuando Ida Rosenthal, una modista estadounidense emigrante rusa, creó una variedad de tallas para adaptarse al pecho de la mujeres con distintos tipos de copas. De hecho, a día de hoy seguimos un sistema similar para el tallaje de los sujetadores que utilizamos.
Poco a poco los años 20 con grandes mujeres que simbolizan al sujetador como Mae West, así como los sucesivos movimientos sociales fueron popularizando el uso del sujetador, colándose en todos los ámbitos de la vida, incluso en la gran pantalla cuyos primeros diseños los vimos diseñados por ingenieros contratados por Hollywood.
Por ejemplo, la actriz Marylin Monroe de la que hablábamos este mes en Mujeres con Historia, se declaró fan del clásico modelo puntiagudo (un top en la época) con el que la vimos en la película Con faldas y a lo loco que también fue desarrollado por ingenieros como lo fue el de Jane Russell en The Outlaw.
Desde entonces se comenzaron a desarrollar distintos modelos, incluso se desarrollaron los primeros sujetadores sin tirantes y la lycra como material preferido para ellos. En los años 50 el sujetador vivía su mayor auge con el crecimiento de la moda pin up que recurría al sujetador para resaltar atributos femeninos y volvió a darle protagonismo y visibilidad hacia el exterior con exponentes como Betty Page con lencería muy atrevida que revolucionó la sociedad de la época, dando al sujetador un componente aún más sexual.
La llegada del movimiento hippy en los años 60, si bien ya tenía el sujetador asociado ya a la feminidad, supone un momento a destacar cuando los sujetadores se convirtieron pro primera vez en un icono protesta con cientos de mujeres quemando sus sostenes bajo cantos de libertad. En este punto comenzó a existir un rechazo icónico al sujetador que a día de hoy tiene sesgada a la sociedad.
Causa de este cambio en la sociedad en 1977 nacería el sujetador deportivo como un modelo mucho más cómodo.