¿Qué es la Microbiota?
Con 2 metros aproximadamente de piel cubriendo y protegiendo nuestro cuerpo, la barrera de defensa natural de la piel se compone de distintos aspectos como lípidos y humedad, pero también convive con bacterias, hongos y parásitos que forman un ecosistema sobre la piel que actúa en simbiosis con nuestro cuerpo.
Este ecosistema que habita sobre nuestra piel es lo que se conoce como Microbiota y cumple una doble función de protección en la piel: como una barrera física e inmunológica de las agresiones externas a las que nos sometemos en el día a día. De hecho, la alteración de ese equilibrio suele dar lugar a afecciones y enfermedades.
Desarrollo de la microbiota
Este ecosistema microbiótico se da en el cuerpo humano desde el propio nacimiento. En un inicio la flora o variedad de esta microbiota es baja y es traspasado al bebé por la madre. Sucede al nacer cuando el bebé entra en contacto con la flora vaginal o del vientre de la madre, según sea parto natural o por cesárea.
Más adelante, el propio individuo desarrolla su propia microbiota; ya que es distinta en cada persona e incluso en distintas partes del cuerpo o periodos de la vida, ya que es un ecosistema vivo en constante evolución. Así, no es lo mismo la pubertad que la vejez e incluso difiere en base al estilo de vida, pues no es lo mismo la humedad ambiental en distintos climas, por ejemplo. Incluso hay variaciones en la cantidad y tipo de bacterias según el género.
Esa colonización de bacterias, hongos y parásitos suponen todo un proceso de colonización que se desarrolla en una primera fase durante el periodo de lactancia, ayudando a desarrollar el sistema inmune a distintos niveles. Los microorganismos ambientales van colonizando así la piel y el cuero cabelludo, crenado una simbiosis entre las células dérmicas y la microbiota.
En realidad, como ecosistema vivo, la microbiota presenta alteraciones; así se conoce como microbiota residente a la que coloniza permanentemente la piel, mientras la microbiota transitoria son organismos que van y vienen, pudiendo permanecer en la piel horas o días. Por tanto, la piel posee una alta densidad bacteriana donde las actinobacterias, corinebacterias, estafilococos y propionibacterias nos protegen cada día.
Ten en cuenta que es un campo que aún se está investigando, pero, poco a poco, se van encontrando relaciones entre el estado de salud de la piel y la microbiota de la piel. Por ejemplo, los pacientes con dermatitis atópica tienen mayores niveles de Staphylococcus aureus que en piel sana, especialmente donde se manifiesta la afección, de forma que muchos productos comienzan a desarrollarse teniendo esto en cuenta para equilibrar de nuevo la piel.
Alteraciones en la microbiota
Las alteraciones en la microbiota de la piel pueden darse por muchos factores como los cambios de temperatura, la incidencia de los rayos UV, el consumo de medicamentos como los antibióticos, la contaminación ambiental o, incluso, puede alterarse por el uso de productos cosméticos no adecuados para nuestro tipo de piel.
Esta alteración se conoce como disbiosis de la microbiota y, dentro de los primeros síntomas, se puede apreciar cómo la piel pierde confort y luminosidad, llegando a padecer enrojecimiento, irritación, inflamación u otras afecciones como brotes de acenicos.
Además, hoy sabemos que muchas enfermedades relacionadas con la piel como la psoriasis o la rosácea suponen una microbiota distinta en las zonas afectadas y muchos productos se orientan a reequilibrar ese ecosistema para mejorar la protección e inmunidad de la piel.
En realidad, convivimos a nivel externo e interno con organismos que nos ayudan a proteger la piel y cada una tiene funciones específicas. Por ejemplo, comparada con la microbiota del intestino, la microbiotica de la piel es más variada en especies y también sufre muchas más alteraciones a lo largo del tiempo por el tipo de exposición que sufre. Incluso, hoy sabemos que el estrés reduce el número de seres vivos y especies sobre la piel de forma que también acaba y debilita esta barrera natural de protección viva con la que convivimos cada día.
Por último, ten en cuenta que la microbiota de la piel tiene una función muy clara, pero el sistema de coexistencia es mucho más complejo. Por ejemplo, estamos hablando mucho de la microbiota de la piel, pero también se sabe que la microbiota intestinal que antes mencionábamos también afecta a la condición externa de la piel; uno de los motivos por los que es importante controlar también la alimentación para tener una piel bonita, sana y equilibrada.