¿Ya te proteges de los rayos UV? Te toca conocer los rayos HEV, la última luz que revoluciona a los científicos
Como bien sabes, el 80% de los signos de la edad vienen causados por la acción de los rayos UV, alterando el código genéticos de las células y acelerando su envejecimiento. Como sabes, durante los últimos años se ha dado gran importancia a la protección frente a estos, pero ahora que la batalla parece estar ganada, aparecen nuevos riesgos para el envejecimiento de la piel que plantean nuevos retos a la ciencia. Uno de ellos son los rayos HEV, también conocidos como luz azul, una luz de alta energía que, por desgracia, es más complicada que evitar incluso que los rayos solares.
¿Y por qué es tan complicado evitarlos? Básicamente porque los rayos HEV están por todas partes ya que no solamente se reciben del sol sino que también los aparatos electrónicos y pantallas como ordenadores o móviles emiten este tipo de luz, por lo que no es de extrañar que entre los primeros círculos donde se extiende la preocupación por la luz azul sea en bloggers e influencers que se pasan la vida pegadas a una pantalla. Su interés para controlar los efectos nocivos de estos rayos, residen en que penetran profundamente en la piel, dañando las capas internas de la dermis.
Los nuevos descubrimientos científicos apuntan a que esta luz azul o rayos HEV (Luz Visible de Alta Energía) acelera el fotoenvejecimiento de la piel aumentando las probabilidades de encontrar nueva manchas en la piel, pérdida de firmeza o elasticidad. Estos rayos HEV corrsponden a la frnaja del espectro de la luz visible pegada al espectro UV y, en cuanto a tonalidades, contiene los colores violeta y azul, de donde procede su nomenclatura. Según los expertos, este tipo de luz azul está entre los 380 y 500nm (newton metro), lo que significa que es, en realidad, la franja de radiación visible con mayor energía.
Como los rayos solares, debemos encontrar un equilibrio entre protecció y beneficios para disfrutar de sus ventajas sin caer en sus consecuencias negativas. De hecho, la luz azul que contienen los rayos solares es la responsable de regular ciertos aspectos del organismo como la regulación de los ciclos de sueño, actúa como antidepresivo y regula los atibajos hormonales, por lo que suprimirlos completamente de nuestra vida tampoco sería ni de lejos lo más adecuado.
El problema aparece cuando sufrimos una sobre-exposición a estos rayos de luz azul, ya que un eceso de luz HEV puede no solo causar daños en la piel por el envejecimiento prematuro, sino que también puede llegar a causar daños en algunos órganos como el ojo, especialmente por los daños oxidativos que genera este tipo de luz violeta y azul. La pregunta es, por tanto, ¿cómo se produce dicha oxidación? Intentemos entenderlo de forma sencilla, procurando evitar más tecnicismos que nos acaben dificultando la comprensión de este asunto.
Cuando la radiación penetra en la piel se produce ese estrés oxidativo que produce radicales libres en el organismo que destruyen las fibras de elastina y colágeno, básicas para mantener una piel joven y tersa, ya que en gran parte son las responsables de la elasticidad de la piel; por no hablar de las manchas o hiperpigmentaciones indeseadas que se pueden potenciar por el efecto nocivo de las radiaciones, ya sean rayos UV, HEV o IR (radiación infrarroja).
Respecto a cómo actúan estos rayos en la aparición de manchas, se debe entender en primer lugar cómo funciona la melanina en nuestro cuerpo, ya que no solo aporta tonalidad, también nos protege y permite disipar en torno al 90% de la radiación absorbida por la piel debido al calor, pero aporta una protección relativamente baja frente a los HEV, siendo insuficiente por tanto para protegernos de ellos teniendo en cuenta que estamos expuestos tanto de día con el sol como cuando anochece debido a la radiación de luz azul de pantallas de ordenador o televisón, móviles y tablets.