En busca del Bienestar: técnicas para combatir el estrés y la presión
La rutina diaria nos sumerge en problemas y situaciones de estrés que en muchas ocasiones acaban afectando a nuestro bienestar físico y mental. Para combatirlo, los expertos ponen a disposición del gran público una larga y completa lista de programas para lograr el bienestar físico, psico-social y psico-emocional, de forma que mejore la capacidad de respuesta individual ante los problemas del día a día, con una perspectiva preventiva para poder afrontar de mejor modo las situaciones de estrés a las que nos enfrentamos cada día.
Hay 3 claves para conseguir un buen estado de salud que te permitirán controlar tu grado de estrés y cómo llevarlos a cabo depende de tu forma de ser, por eso, muchas personas recurren a profesionales para aprender a gestionar sus emociones. Sea como fuere, estas son las claves más importantes a tener en cuenta para reducir la forma en la que nos afecta el estrés.
Bienestar físico
A menudo se dice que realizar ejercicio físico de modo regular ayuda a mantener una forma física saludable y a enfrentar mejor las tensiones o situaciones de estrés que nos presenta el día a día. Para ello, se recomienda realizar ejercicio con una rutina continua como válvula de escape, especialmente cuando el deporte se realiza en compañía ya que fomenta las relaciones sociales. De hecho, se sabe que los deportes en equipo son mejor opción que los individuales a la hora de conseguir despejar la mente de los pensamientos que nos preocupan.
No es necesario que sea una rutina demasiado intensa, con caminar basta, la clave es encontrar el deporte que te haga sentir bien y que te guste practicar (aunque correr está muy de moda hay personas que por resistencia prefieren andar o algunas que en lugar de este tipo de deportes prefieren el baile como válvula de escape, etc.).
A la hora de gestionar el estrés, hay algunos hábitos físicos que pueden ayudarnos a sobrellevarlo mejor como respetar las horas de sueño que, si bien puede dar pereza, si se consigue tener el cuerpo descansado, se reducirá la fatiga y estaremos más capacitados para enfrentarnos a los retos que nos generan tensión.
También llevar una alimentación saludable y equilibrada permite mantener un estado fisiológico adecuado y el impacto del estrés será menor. En este sentido, se recomienda reducir el consumo de bebidas estimulantes porque favorecen la aparición de reacciones desmedidas y ocultan la fatiga, lo cual aunque a corto plazo parezca darnos el impulso que nos falta, cuando se convierte en una medida de supervivencia acabará por no ayudar ni a gestionar el estrés ni a mantener un buen estado de salud. Del mismo modo, el consumo de alcohol y de sustancias estupefacientes no conseguirá evadir el problema, de hecho sino se tiene control sobre su consumo puede conseguir agravar en lugar de solucionar el problema.
Bienestar emocional
Cuando decimos que una mente sana es clave para un cuerpo sano no andamos lejos de la realidad. A menudo nuestro cerebro nos juega malas pasadas magnificando el dolor o bloqueando nuestra capacidad de acción. Por eso, tan importante como conocer técnicas de relajación o meditación es saber identificar las situaciones de estrés y aprender a entender nuestras emociones procurando evitar la distorsión del propio pensamiento ante una situación de estrés.
Hay ciertos pensamientos comunes a personas y situaciones que se pueden identificar y cambiar con un trabajo mental, ya que es normal recurrir a ellos ante situaciones difíciles. Algo que es preocupante porque a base de repetir una idea muchas veces, corremos el riesgo de asumirlo como premisa real cuando no es más que un pensamiento distorsionado. Así, es típico asumir que se tiene la culpa de una situación que se escapa de nuestro control, magnificar los errores y centrarnos en ellos en lugar de ponerles solución o centrarnos en lo que hacemos bien.
Igual que no podemos controlar todas las situaciones o la mente de las personas que nos rodean, tampoco es bueno anticipar situaciones que aún no han ocurrido (ponerle el parche a la bici antes de pinchar que diría mi padre). Está bien prever situaciones para actuar en consecuencia o protegerse, pero empatizar demasiado con ellas puede hacernos sentir como si realmente hubiesen pasado, alterando nuestro bienestar emocional y, por tanto, dejándonos en peores condiciones para afrontarlo cuando realmente pase.
Una de las estrategias más utilizadas por los expertos para tratar estos pensamientos, una vez que han sido identificados, es analizarlos y sustituirlos por otros más adaptados a la realidad. Por ejemplo, en lugar de decirte a ti misma “tiene razón, todo lo hago mal”, puedes tomar conciencia y cambiar la frase a algo como “creo que no tengo razón en este caso, todo el mundo tiene derecho a equivocarse”.
Bienestar social
Los hábitos sociales tienen mucho que ver con el estrés que sufre una persona o con su capacidad de evasión; no en vano, somos seres sociales y la forma en que las personas se relacionan con nosotros y de cómo nosotros nos relacionamos con los demás pueden influir a la hora de enfrentarnos a una situación de estrés o tensión, algo que se ve especialmente claro en el caso del acoso, por ejemplo.
A menudo el estrés nos hace prestar más atención a nuestros problemas que a las cosas buenas que nos pasan, cubriendo con un velo de ceguera los aspectos de la vida personal que pueden aportan satisfacción a un momento de tensión, como la familia y los amigos. Disfrutar del tiempo que tenemos con personas que nos importan ayudan a mejorar la sensación de bienestar y ayuda a mantener las distancias con los problemas que nos inundan, especialmente los laborales.
Evitar pasar largos periodos en solitario, haciendo por ver a amistades y proponiendo planes que os interesen es una buena clave para desconectar de los problemas y ayudar a nuestra mente a cambiar de aires. Seguramente al principio de pereza, más cuanto mayor sea el caso de estrés sufrido, pero el límite debe ponerlo la persona que lo sufre.